martes, 28 de septiembre de 2010

Gravedad

Corría el año 1665. Yo venía de Londres huyendo de la peste.
Me lo encontré en una encrucijada en el condado de Lincolnshire.
Entonces ofreciéndole tabaco le pregunté:
-¿Este camino de la izquierda conduce a Woolsthorpe?.
-Ni lo sé, ni me interesa – me contestó el insensato.
Entonces fue cuando, enfadado, le di una patada al tronco del manzano bajo el cual, se cobijaba de la lluvia.
Fue tal el golpe que le propinó la madura fruta que allí quedó medio aturdido, ensopado y con la cabeza herida.
Yo salí corriendo por el camino de la derecha y ya no supe más de este desdichado y de su fortuna.

viernes, 10 de septiembre de 2010

La muerte y la mortadela

La madre de Ignacio es lo que mi padre dice “una mujer fuerte”. Bueno mi padre también dice que todas las mujeres son fuertes. Lo dice porque el padre de Ignacio se murió cuando nosotros íbamos a tercero, que vino el alcalde a la clase y se llevo a Ignacio haciéndole caricias en la cabeza. Y luego nos enteramos que a su padre se le había volcado el tractor encima en la cuesta del Cabecico Blanco y lo había matado, matado para siempre. Ignacio y yo estuvimos sentados en la tapia de su casa todo el día, casi sin hablar nada, mientras toda la gente del pueblo entraba y salía. Mi madre nos trajo unos bocadillos de mortadela y unas fantas…

Cuando vienen los gitanos al pueblo venden por las calles ajos de la cabeza gorda… Cuando vienen los gitanos al pueblo compran cacharros viejos, cantaros, lebrillos, medallas de oro y plata, monedas, libros... y también se interesan por los burros viejos. Los llevan al alto de Camarota y los atan a la baranda. Luego por la tarde cuando están todos allí los montan en un camión y se los llevan a no se que país, dicen que para hacer mortadela.